Pilar Mayordomo es la coordinadora del Departamento Sur de Justicia Alimentaria. A través del siguiente artículo Pilar nos relata la situación del sistema alimentario de Senegal. Además, nos hace partícipes del trabajo que Justicia Alimentaria desarrolla en este país.
Hablar de Senegal es hablar de resiliencia ante múltiples presiones ambientales y económicas que están afectando a un país donde la agricultura, la ganadería y la pesca emplean a más del 60 % de la población.
Su sistema alimentario es una de las últimas fronteras para las empresas alimentarias multinacionales y los gigantes del menudeo. La mayoría de la población senegalesa sigue empeñada en una dieta de alimentos tradicionales, que es sana, suministrada por millones de pequeños puestos de venta, y por campesinas y campesinos del país. Pero esto está cambiando conforme las empresas alimentarias globales con sus tiendas de venta al menudeo adoptan nuevas estrategias para expandir su presencia en el país, encabezadas por las agresivas acciones de las cadenas multinacionales de supermercados.
Esto pone en grave peligro los modos de vida y sustento de millones de vendedores callejeros y puestos de alimentos frescos o preparados, así como al campesinado local. Pero no tan solo eso, también están en riesgo la salud de la gente y el modo tradicional, independiente, de la alimentación.
Las soluciones que se han propuesto hasta ahora, las agrotecnologías, están lejos de ser ideales. El modelo industrial de producción de alimentos está lejos de ser ideal: contaminación por agroquímicos, erosión del suelo y deforestación, que se ve agravado por los impactos del cambio climático: las temperaturas aumentan 1,5 veces más rápido que el promedio mundial. Esto significa patrones de lluvia erráticos y lluvias extremas seguidas de sequías severas.
Necesitamos avanzar urgentemente hacia una producción de alimentos más diversa y localizada que sea menos contaminante y más resistente. Senegal está cambiando de paradigma, transitando hacia un sistema agroecológico basado en técnicas agrícolas probadas que respetan los ecosistemas locales, así como cadenas de suministro cortas y un modelo económico que genera empleo sin la deuda crónica y las presiones de la agricultura impulsada por la exportación.
Desde Justicia Alimentaria estamos comprometidos y comprometidas con esta transformación del sistema agroalimentario actual, acompañando a las comunidades y colectivos agrícolas del país en la producción local de alimentos, diversificada y extensiva, con circuitos cortos de comercialización que activa la economía local, es sostenible medioambientalmente y les garantiza precios justos que les permitan vivir de su trabajo.
Por ello trabajamos para fortalecer los mercados territoriales que son los que aseguran que haya alimentos nutritivos disponibles, accesibles y asequibles permitiendo disfrutar de una dieta saludable, y contribuyen de manera más directa a la economía local, ya que el campesinado se queda con la mayor parte del precio del producto.
Además, son espacios transformadores que sirven como plataforma central de intercambios sociales y culturales y garantizan un producto fresco y de calidad entre la población, lo que contribuye a la seguridad y soberanía alimentaria de Senegal.