Hemos vuelto a ver las plazas de los baserritarras abiertas. Por suerte. Esta crisis nos ha sacudido, en el momento en que hemos estado más quietos y cerrados.
Esta crisis nos dice que necesitamos un cambio profundo, que los comedores escolares sirvan de estímulo para que en el futuro nuestros hijos e hijas no cometan los mismos errores que nosotros.
Nos hemos dado cuenta de lo poco que necesitamos para sobrevivir, las profesiones que ayer destruimos se han vuelto esenciales. Alimentos. Para ser felices necesitamos otras cosas, aunque menos de las que pensábamos.
¿Qué necesitan un niño o una niña para sobrevivir?, ¿qué necesita el sector primario para sobrevivir?
¿Cómo debería ser el comedor de una escuela en el siglo XXI? Educador, saludable, público, sostenible y justo. ¿Qué materias primas debería tener ese comedor? Productos agroecológicos cercanos. De nuestros pescadores y baserritarras.
Hace tiempo que trabajamos por un nuevo modelo de comedor escolar. Hace tiempo que cruzamos nuestros caminos. Productores y productoras, trabajadores y trabajadoras y familias.
Queremos un sistema de alimentación justo, sostenible y sostenible para nuestro entorno. Creemos necesario ser capaces de alimentarnos como pueblo. Con esta crisis se ha demostrado la importancia de la alimentación para sobrevivir.
Queremos que nuestras escuelas sean una base de este nuevo sistema de alimentación. Porque los alumnos y alumnas de las escuelas y los hijos e hijas de nuestro pueblo serán la base de esta sociedad. Porque la alimentación en el comedor será la base de su salud. Un camino firme para los y las productoras rurales, ya que puede ser la base para su supervivencia sostenible en el tiempo. Personal formado y con buenas condiciones laborales, que proporcione al alumnado una buena base educativa de la alimentación, integrada en el proyecto educativo escolar. Porque la sostenibilidad mantendrá sana la vida del planeta.
Por eso, para salir de esta crisis necesitamos inversiones públicas para reactivar la economía y mejorar como país. Crear riqueza y repartirla en el entorno. Construyendo cocinas en las escuelas. Que garantice a las y los agricultores, pescadores y productores unas condiciones de vida justas. Que reavive e impulse la economía local. Que reduzca la contaminación. Dotar a los centros de autonomía de elección que garantice, en todo caso, las condiciones laborales y la formación del personal en base a un modelo público.
Más importante que nunca, más claro que nunca, más necesario que nunca.
¡Un nuevo modelo de comedor! ¡Educativo, sostenible, público, saludable y justo!