Al iniciar la andadura hacia la cogestión del comedor, una de las primeras cuestiones que tenemos que tener en consideración es cuáles son las diferentes personas, órganos y profesionales, que intervendrán en su día a día, y qué es lo que va a tener que hacer cada una de ellas. Tras el cambio de modelo, algunas tareas o responsabilidades se mantendrán tal cual estaban, pero otras se modificarán, ya sea porque eran responsabilidad de la antigua empresa de catering adjudicataria, o bien porque al cambiar las formas de hacer surgen nuevas funciones que atender.
Como la normativa vigente sólo contempla la opción de la gestión directa, hoy en día no existen orientaciones legales sobre quién debe o cómo tienen que cubrirse estas nuevas funciones. De ahí que, por el momento, cada proyecto piloto haya gestionado este vacío como ha considerado más oportuno. En algunos casos, la AMPA ha contratado a una persona para que haga aquellas funciones nuevas que se crean con el cambio de modelo, y en otros casos, se ha contado con el apoyo de la asociación de desarrollo rural comarcal o del servicio de agroecología de su ayuntamiento. Para la tarea concreta de la elaboración de los menús, los proyectos piloto mayoritariamente han contratado los servicios de una persona nutricionista cuando no contaban con este perfil dentro del grupo motor o en los grupos de trabajo. Además en muchos casos se ha creado o impulsado la comisión de comedor para coordinar, comunicar e impulsar estas nuevas funciones.
Lo cierto es que ante este vacío, es acuciante que la Administración negocie una nueva normativa que responda a las necesidades (de personal y funciones) de los nuevos modelos de comedor escolar que se están poniendo en marcha. Además, el comedor escolar y el personal que trabaja y participa en el mismo deberían formar parte del proyecto educativo del centro. De hecho, sólo así conseguiremos que la alimentación se integre en el proyecto educativo de cada centro, por lo que este es otro aspecto a trabajar en la estrategia de incidencia política.
Por lo tanto, es imprescindible que los monitores sean considerados como educadores, para ello es necesario garantizar que reciben la formación correspondiente, que sus jornadas se adaptan a esa necesidad y que aumentan los ratios de alumnado/personal.
A continuación os contamos, primero, la actual clasificación y funciones de los órganos y profesionales; y después, las nuevas funciones que han surgido.