El Departamento de Educación de Navarra ha publicado el pliego de contratación de los comedores escolares comarcales, que entrará en vigor el curso que viene y tendrá una duración de 5 años. Esta licitación afecta a los 42 comedores comarcarles gestionados por dicho Departamento, ya que los comedores no comarcales son gestionados por las AMPA.
Novedades
Estas son algunas de las novedades que recogen los pliegos:
- Será obligatorio servir todas las semanas verduras y hortalizas frescas.
- Los menús deberán introducir cereales integrales mediante el pan, la pasta y el arroz.
- Los productos lácteos deberán ser siempre naturales y sin azúcar.
- El menú escolar incluirá solo un plato procesado al mes y únicamente un plato frito a la semana.
- Se prohíben los pescados provenientes de largas distancias.
- Para potenciar el consumo de producto local, al menos dos veces al mes deberán servirse legumbres ecológicas y de proximidad.
- Se mejoran las ratios de monitores y monitoras de comedor que serán necesarias en función del número de alumnado en todas las etapas.
- Se valora la minimización de residuos y su tratamiento.
Sabor agridulce
La mesa de APYMAS de Navarra por unos comedores escolares sostenibles y saludables ha calificado los nuevos pliegos como “agridulces”.
Aunque reconocen que los nuevos pliegos, sobre el papel, suponen un avance indudable en relación con la situación anterior, afirman que “es un paso limitado por la falta de voluntad de destinar más dinero público a estos asuntos, que en nuestra opinión deberían ser prioritarios”.
Según la mesa de APYMAS de Navarra en las bases reguladoras, “figuran las palabras comedores saludables y sostenibles, pero en ninguna parte se describe qué quieren decir en lo concreto” y existen grandes empresas “absolutamente insostenibles, que utilizan esos adjetivos”. Esto dificulta inscribir los pliegos en una estrategia de educación alimentaria, de freno a la obesidad infantil, apoyo al sector primario, local y de calidad, soberanía alimentaria, desarrollo rural, etc.
Estos son algunos de los aspectos que critican:
- No se pone límite de lotes a los que cada empresa puede acceder y se solicita solvencia en los últimos tres años en comedores saludables y sostenibles, “cerrando así la entrada a empresas nuevas que pudieran estar interesadas, especialmente si son pequeñas”.
- Las adjudicaciones son prorrogables casi de modo automático durante 4 años más el inicial (5, en total) que “en un proceso abierto y complejo hacia lo sostenible y saludable dificulta ir introduciendo cambios paulatinos y el control por parte de los centros escolares”.
- Habría que mejorar las ratios de personas cuidadoras habría que mejorarlas, así como determinar los diversos sistemas de control, quién los realiza y cómo.
- El tribunal está compuesto únicamente por personal de Educación, lo que dificulta que se valore lo sostenible y saludable o el equilibrio nutricional.
- El Consejo Escolar de cada centro no puede valorar los menús ni las características de los alimentos. “A quién le importa más la salud de las criaturas y el afianzamiento de un modo de vida rural ligado a la producción de alimentos de calidad que a la comunidad escolar local?”, se preguntan.
- Aunque se rebaja hasta 15 puntos sobre 100 el peso de la oferta económica, a continuación, la fórmula prima a las empresas que hagan las mayores rebajas, cuando los precios publicados ya son bajos. “Esto puede ir en detrimento de la calidad alimentaria, del pago que se ofrece a las personas productoras, de las condiciones laborales de las personas trabajadoras o de las ratios”, explican.
- No se determinan los diversos sistemas de control (quién y cómo las realiza): auditorías de calidad y cumplimiento de lo pactado por las empresas, supervisión de menús, etc.
- La definición de alimento “de proximidad” utiliza los 200 km como referencia (salvo el pescado), lo que parece una proximidad lejana.
- Para la definición de “de temporada” se utiliza como referencia el calendario del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, basado más en cuando se comercializa un alimento que cuándo se cosecha (por ejemplo, tomate, calabacín y pimiento: todo el año). Es decir, está más ligado a la industria que a la agricultura local. “Estando en Navarra, lugar de amplia producción agrícola, sería adecuada una referencia más cercana”, espetan.
- El precio máximo de licitación es muy bajo y no se explica cómo se construye. Además, es diferente según el centro. Por ejemplo, en condiciones similares y geográficamente cercanos tienen 5,5 y 3,7 por comensal, respectivamente. No se entiende la diferencia.
- Este precio influye en la partida alimentaria (compra de alimentos), el coste de personal de cocina y la gestión (beneficio industrial incluido). Sería importante disponer de estudios que valoren cada uno de estos apartados, fijar un precio mínimo para la partida alimentaria (1,5 € sin IVA) y mejorar las ratios de cocina para poder proveer alimentos de calidad.
“En definitiva, es un paso adelante en los objetivos de una alimentación saludable para la parte más joven de nuestra sociedad, de un desarrollo más sostenible y de un afianzamiento de la vida rural. Pero, al mismo tiempo, es un paso limitado por la falta de voluntad de destinar más dinero público a estos asuntos, que en nuestra opinión deberían ser prioritarios”, concluyen.